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Historia y prostitución: la relación entre la danza oriental y el sexo

Autor: Álvaro
Fecha de publicación: 4 noviembre, 2021

El baile siempre ha sido sinónimo de sensualidad y morbo. Podemos comprobarlo en cualquier discoteca o pub, un fin de semana cualquiera, observando cómo los chicos y las chicas danzan al ritmo de la música. De hecho, este tipo de locales están especialmente pensados para bailar, y por tanto, la música se escoge  en consecuencia. Ritmos fáciles de seguir, canciones con brío y fuerza, que permiten a cualquiera moverse a su aire. No hay una coreografía preparada, al menos ya no se estila tanto eso. Es más una improvisación sobre un ritmo que conocemos de sobra. La música latina se ha convertido en el auténtico referente en los últimos años, porque además de ser intensa y muy morbosa, cuenta con letras que se pueden entender por parte de cualquier hispanoparlante. Sin embargo, hay músicas y ritmos aún más sensuales que los que nos llegan desde Miami o Puerto Rico.

La danza oriental, también conocida popularmente como danza del vientre, es un estilo de baile milenario que ha sobrevivido hasta nuestros días. Una de las formas de danza más antiguas, que se relaciona también con la sensualidad y la lujuria, aunque de una manera muy diferente a como estamos acostumbrados. En el pasado, las bailarinas crearon esta danza para demostrar su destreza con los movimientos fluidos de su cuerpo, especialmente en la pelvis. Esta parte del cuerpo, en la cintura y el vientre, es especialmente sensual puesto que nos habla de feminidad. Es algo que se ha mantenido también hasta nuestros días, aunque con una evolución más que evidente, dado el paso del tiempo. La danza del vientre sigue siendo sensual y exótica, pero las bailarinas defienden que no tienen nada que ver con algo más sexual. No opinan lo mismo en ciertos sectores islamistas, a pesar de que este tipo de baile es una tradición importante en países como Egipto. Allí, las bailarinas deben ocultarse para bailar, puesto que son “enemigas de la moral”.

La sensualidad de la danza oriental

Cualquiera que haya tenido oportunidad de disfrutar en vivo y en directo de uno de estos bailes sensuales sabrá de sobra lo que se siente al ver a una chica moverse así. Una buena bailarina de danza oriental es capaz de disociar varias partes del cuerpo, para moverlas a distinto ritmo, y que todo parezca natural y fluido. Las manos son importantes, pero el movimiento que más destaca es el del vientre y las caderas. No es de extrañar que muchos relacionen esos movimientos casi espasmódicos en ocasiones con los que una chica puede llevar a cabo durante una relación sexual. La indumentaria de la chica, también bastante erótica, sirve para afianzar ese punto. Lo más curioso es que el verdadero origen de esta danza no parece estar en el sexo, sino en los movimientos del parto…

Su estigmación en Egipto

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Los primeros vestigios de danza oriental nos han llegado desde el Antiguo Egipto, donde hay ilustraciones y mosaicos de chicas que parecen bailar de esta manera ya en el año 1.300 a.C. Se sabe que este tipo de bailes se extendieron por toda la zona del Mediterráneo, desde Oriento Próximo a Argelia y Egipto, incluso a Hispania. Las bailarinas solían ser esclavas de los grandes señores, que exhibían de esta forma su talento y su belleza. En Egipto, el faraón contaba con varias de estas bailarinas dentro de su corte, un espectáculo que solía disfrutar bastante. Aquella danza se convirtió en un baile muy popular en otras regiones, y siguió dándose durante todo este tiempo, hasta ganar popularidad en países europeos y americanos a finales del siglo XIX.

Asociada entonces a nuevos cabarets y lugares de ocio nocturno, la relación entre la sensualidad y la danza del vientre se hizo más patente. En Egipto, este baile seguía siendo muy pedido tanto en esos locales como en las fiestas privadas. Era muy habitual que las bailarinas actuaran en las bodas, para regocijo de los novios e invitados. Una tradición de la que los egipcios se han sentido siempre orgullosos, aunque las cosas parecen haber cambiado. La progresiva llegada de los conservadores al poder, islamistas más cerrados y centrados en la moral, ha puesto en peligro esta tradición milenaria. En las últimas décadas, las bailarinas han tenido que cambiar su vestuario por ropas más recatadas. No podían bailar en público, solo en eventos privados. Y han pasado de ser valoradas como artistas, como cualquier músico por ejemplo, a ser tratadas casi como prostitutas.

¿Es comparable con la prostitución en este país?

Egipto ha caído en una deriva autoritaria desde hace años, dirigido por un gobierno muy conservador. Se ha vuelto a imponer una moral estricta, basada en la sharia islámica. Las mujeres deben ir con hiyab por la calle, y los eventos que minen la moral religiosa egipcia son marginados, cuando no prohibidos. Evidentemente, la prostitución se considera un crimen en todo el país, algo absolutamente deleznable. En cuanto a la danza del vientre, parece ser tolerada, aunque cada vez menos. La visión que muchos egipcios tienen de este baile es peyorativa, y consideran que las chicas que lo hacen son poco menos que trabajadoras sexuales. Es la razón por la que muchas han decidido dejar este trabajo y buscarse un oficio menos polémico para subsistir.

La evolución de la danza oriental

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Lo más curioso de todo es que la danza oriental tal y como nos ha llegado no es un baile especialmente erótico, si lo comparamos con otros que sí que buscan excitar. Desde su origen, este tipo de baile siempre ha aprovechado el cuerpo con curvas de la mujer para desarrollar movimientos sensuales, pero nada más. Se trataba de demostrar la sincronía y la elasticidad de una bailarina, además de recalcar su belleza. Las mejores bailarinas recibían regalos como joyas o prendas lujosas, que les daban  un estatus superior ante sus compañeras. Hoy esto se sigue dando, aunque el baile está acompañado de diversos efectos lumínicos, fuego y otros complementos.

Después de salir de Egipto, la danza oriental llegó a Oriento Próximo e incluso a otras partes de Asia. Tomó ciertas cosas de los bailes que ya se daban allí, y siguió su evolución, volviéndose más artísticas y espectacular. Las chicas siempre iban vestidas con colores muy vivos, para llamar la atención, y con joyas y colgantes que tintineaban conforme se movían. Actualmente, la danza del vientre se baila en todo el mundo, y muchas escuelas de baile occidentales la tienen como una de sus disciplinas. De hecho, las mejores bailarinas vienen de España, Argentina o Estados Unidos, para bailar en la cuna de esta danza, Egipto. La reticencia de las bailarinas locales ha hecho que hoy por hoy, los espectáculos de danza oriental estén llenos de mujeres extranjeras.