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Storyvillle, el jazz nació entre prostitutas

Autor: Álvaro
Fecha de publicación: 8 marzo, 2022

El jazz es, sin lugar a dudas, una de las representaciones artísticas más importantes surgidas en Estados Unidos. De hecho, para la gran mayoría el jazz es una de las pocas música netamente americanas, junto con el blues y el rock. Esta triada de géneros, que a día de hoy siguen siendo muy importantes dentro de la cultura popular, tuvieron un denominador común en la época. Sus principales impulsores, a lo largo de la primera mitad del siglo XX, fueron personas afroamericanas. No había pasado ni un siglo desde la liberación de los esclavos, y estos ya formaban parte de la historia artística de América. Incluso cuando el racismo todavía era más que patente, y se daban situaciones absolutamente surrealistas, como la que se refleja en la película Green Book. Muchos músicos talentosos tocaban en ciudades donde los negros estaban muy mal vistos, y debían llevar siempre guardaespaldas por ello. Ni siquiera el talento les libraba de las palizas o la marginación.

El jazz se considera el primer estilo netamente americano en surgir, a principios del siglo XX, en la imponente ciudad de Nueva Orleans. Rodeados por los pantanos y con una población afroamericana muy por encima de la media, la capital de Louisiana se convirtió en el epicentro de la música negra a principios de siglo, en una etapa muy convulsa. La ciudad sigue siendo hoy en día la capital del jazz, especialmente en el estilo más clásico y divertido, con bandas que tocan alrededor del mundo el dixie jazz oriundo de estas calles. Y lo más sorprendente es que para irnos al germen de toda esta historia, al verdadero nacimiento de la música jazz, debemos prepararnos para entrar en un peligroso barrio. Storyville era un distrito que solo existió durante veinte años en la ciudad, una especia de lugar donde todo estaba permitido. El barrio rojo de Ámsterdam empalidece ante todo lo que se pudo ver y vivir en aquellas manzanas en Nueva Orleans. Tal vez aquel caldo de cultivo, el de las prostitutas y la violencia callejera, la  pobreza y la hermandad vecinal, fue decisivo para la invención de este nuevo género. El jazz cogería su fama años más tarde, entre Chicago y Nueva York, pero sería aquí, en Nueva Orleans, donde vería la luz.

El barrio rojo de Nueva Orleans

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A finales del siglo XIX, Nueva Orleans era una ciudad bastante peligrosa. La población estaba empobrecida y la prostitución se había convertido en un problema bastante grave para los gobernantes. Tanto es así es que uno de los ediles del ayuntamiento, el concejal Steve Story, propuso la creación de un barrio donde regular tanto el juego como la prostitución. Unas cuantas manzanas donde todo sería legal y estaría permitido, pero despejando al resto de la urbe de este tipo de problemas. La solución de Story se dio como buena y en 1897 surgió  oficialmente el barrio de Storyville, cuyo nombre venía directamente en honor al edil. Gracias a las ordenanzas municipales, aquella zona de la ciudad se llenó de prostíbulos, bares y lugares de ocio que estaban prohibidos en el resto de la urbe.

Dos décadas en las que todo estuvo permitido

Era como tener una pequeña Las Vegas en Nueva Orleans. Storyville atrajo, por supuesto, a muchísimas prostitutas, y hubo periodos en las que los burdeles sobrepasaban los dos centenares, una cifra impresionante teniendo en cuenta la extensión del barrio. Claro que todo este tipo de ideas también tuenen su parte más oscura. Las mafias se apoderaron del barrio, y los grandes empresarios controlaban de facto todo lo que ocurría en Storyville. Un distrito surgido para regular la prostitución y el juego se convirtió,  como era de esperar, en una auténtica ciudad sin ley. Violaciones, abusos, riñas y peleas eran constantes en los locales y en las calles del barrio. Un caldo de cultivo peligroso en el que muchos tuvieron que aprender a sobrevivir.

Los hombres trabajaban en lo que fuera saliendo, desde la construcción hasta los mataderos. Y en cuanto a las mujeres, las que no tenían la fortuna de contar con un negocio o trabajar en una casa limpiando, se convertían en prostitutas. Durante las dos décadas que duró el “experimento Storyville” se dieron cita más de 2.500 meretrices en aquella zona de la ciudad. Trabajan en algunos locales, como cabarets o maisons, pero también en burdeles razonablemente encubiertos. Sin embargo, había una forma muy sencilla de encontrarlas. En muchos de los locales de Storyville se vendía el famoso Blue Book, una guía con la dirección de todas las prostitutas del barrio. Por apenas 25 centavos, cualquier hombre podía hacerse con esa auténtica guía sexual y encontrar a la amante profesional de sus sueños.

El germen de la música jazz

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Durante el día, los hombres del barrio tenían que trabajar duro para ganarse el jornal. Sin embargo, cuando la noche caía en Storyville era el momento de divertirse. Tal vez acudiendo a algún bar o taberna, buscando la compañía de una prostituta… o tocando algo de música, en la calle o en esos locales donde se lo permitían. La mayoría de los músicos eran afroamericanos y aprendieron de forma autodidacta a tocar sus instrumentos, con los que amenizaban las veladas en las plazas del barrio. Muchos burdeles también contaban con animación musical, así que era común ver a estas bandas tocando en ellos. Las relaciones entre músicos y prostitutas se estrecharon durante aquella época, e incluso alguna de ellas aprendió a tocar.

El jazz de Nueva Orleans, en su o rigen, se bastaba sobre todo en los metales. La corneta, la trompeta, el trombón y la tuba eran los instrumentos más habituales. Con ellos se llevaban a cabo temas muy divertidos, alegres y movidos, que invitaban a bailar. Algunos de los músicos que participaron en aquella primera generación jazzística fueron Bunk Johnson, Buddy Bolden o Tony Jacson. El trompetista Joe Oliver triunfó en los últimos años de Storyville antes de marcharse a Nueva York para enseñar al mítico Louis Amstrong. Misma suerte corrieron otros como Edward Kid Ory, marchándose a la Gran Manzana, cuando en 1917 se decretó el “cierre” del barrio. Las actividades ilegales quedaron prohibidas en toda la ciudad, la Primera Guerra Mundial entró de lleno en la vida de estos hombres, y aquel díscolo barrio desapareció.

Una historia casi olvidada

El jazz luego tendría su oportunidad en las grandes ciudades americanas de la parte este, como Chicago y Nueva York. Sin embargo, su verdadero origen, su germen, estaba allí, en Nueva Orleans, en un barrio que nació como rincón donde todo estaba permitido. Está claro que para una sociedad tan puritana y todavía poco igualitaria como la estadounidense, asumir que uno de sus géneros primordiales nació entre prostitutas era algo poco ético. Se ha intentado posteriormente alejar a las bandas de jazz de aquellos tiempos de los prostíbulos, pero las crónicas son claras. El jazz nació acurrucado por los gemidos de placer y los bailes de las prostitutas de la Nueva Orleans del siglo XX.