Llamar a alguien artista es dotarle de un don que no todos poseen, de una sensación de empoderamiento increíble por su trabajo, por lo que es capaz de hacer. No todo el mundo puede ser un artista, porque no todo el mundo es capaz de crear arte. Y eso es justo lo que hacen los pintores, los literatos, los cineastas, los escultores, los fotógrafos… Todos ellos hacen arte, de una u otra forma, en uno u otro formato, plasmando su manera de ver la vida, contando una historia a través de miles de palabras o de una simple imagen, logrando crear una conexión con el espectador, con el oyente, con aquel que se enfrente a la obra y entienda lo que hay más allá de la superficie, eso que el artista quiere contar. Por fortuna, hay muchas artes en nuestra cultura, para todos los gustos, y al alcance de cualquiera para su aprendizaje. Si bien se presupone que el artista nace con un don, eso no significa que no se pueda desarrollar por parte de aquellos que tal vez necesiten más práctica para conseguirlo.

Cada uno de nosotros lleva un artista dentro, solo que todavía no lo sabemos. Tal vez no sea en el tipo de arte que entendemos como habitual dentro de nuestra cultura, y que incluso ha sido categorizado. Tal vez seamos simplemente artistas de la palabra, pero no escrita, sino recitada, o artistas en el deporte, logrando lo que ningún otro puede, y llevando la calidad de esa práctica mucho más lejos. Los artistas clásicos también se dividen en diferentes categorías, según su especialidad, y aunque hay muchos que dominan varias artes con una destreza más o menos aceptable, lo habitual es que llegados a cierto punto, los artistas se centren en una sola disciplina, como las que conforman las artes plásticas, que son seguramente las más antiguas que se vienen dando, y por tanto, también las que crearon la base de toda nuestra cultura. Porque antes que el cine, la literatura o incluso la música ya existían cuadros, dibujos y esculturas.

Si echamos la vista atrás, aunque solo sean unos años, notaremos como en estas últimas décadas hemos cambiado muchísimo nuestra forma de trabajar, de relacionarnos con los demás, de comprar, de divertirnos… Y todo gracias, o por culpa según se mire, de Internet. La red de redes nos ha cambiado por completo la vida, eso es indudable, porque nos ha traído un nuevo mundo en el que no hay fronteras espacio temporales, y en el que mucha gente de hecho ya vive de lo que hace en la red. Influencers, youtubers, copyweitters, todo tipo de trabajos nuevos surgidos en estas dos últimas décadas que parecen ser los más demandados y populares hoy en día. Y mientras todo esto sigue avanzando, sin que sepamos en realidad hacia dónde, todavía hay muchos que se mantienen fieles al trabajo con las manos, al más tradicional y artesano.

La artesanía de cuero sigue siendo un trabajo muy popular en estos días, tanto para aquellos artistas profesionales que quieran vender todo lo que están produciendo y sacarse un dinero, como para los que lo ven como un simple entretenimiento para pasar el rato, relajarse y hacer algunas cosas bonitas. La artesanía de cuero también ha vivido una evolución en los últimos años, claro está, gracias sobre todo al manejo de nuevas herramientas y al tratamiento de la propia materia prima. Sin embargo, la manera de trabajar el cuero lleva siendo la misma desde hace cientos, e incluso miles de años, porque este material fue uno de los primeros en utilizarse para realizar ropajes y otras herramientas. Si quieres conocer más sobre la artesanía de cuero y todos los trabajos que puedes realizar con ella, sigue leyendo.

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Cuando el arte prescinde de un sentido figurativo de las cosas, y se presenta con un significado y sentido propio es denominado abstracto. La abstracción surge a partir de métodos de creación impulsivos y en algunos casos improvisados, lo que deja obras llenas de vida y color. La pintura abstracta puede ser muy subjetiva y espontánea, en muchos casos carece de un tema específico más sin embargo puede estar compuesta de líneas y variados colores.

Al no presentarse figurativa, este tipo de arte tiende a generar intriga en los espectadores. Es normal, ya que en estos casos cada quien puede tener una idea propia sobre lo que el autor ha querido reflejar. Pero para eso, es importante mirar fijamente a la obra y dejar que tu cerebro pueda ir más allá analizando cada uno de los trazos. Generalmente en la pintura abstracta están plasmados muchos sentimientos, por lo que el observador puede llegar a sentir y experimentar sus propias emociones.