Historia y prostitución: la relación entre la danza oriental y el sexo
El baile siempre ha sido sinónimo de sensualidad y morbo. Podemos comprobarlo en cualquier discoteca o pub, un fin de semana cualquiera, observando cómo los chicos y las chicas danzan al ritmo de la música. De hecho, este tipo de locales están especialmente pensados para bailar, y por tanto, la música se escoge en consecuencia. Ritmos fáciles de seguir, canciones con brío y fuerza, que permiten a cualquiera moverse a su aire. No hay una coreografía preparada, al menos ya no se estila tanto eso. Es más una improvisación sobre un ritmo que conocemos de sobra. La música latina se ha convertido en el auténtico referente en los últimos años, porque además de ser intensa y muy morbosa, cuenta con letras que se pueden entender por parte de cualquier hispanoparlante. Sin embargo, hay músicas y ritmos aún más sensuales que los que nos llegan desde Miami o Puerto Rico.
La danza oriental, también conocida popularmente como danza del vientre, es un estilo de baile milenario que ha sobrevivido hasta nuestros días. Una de las formas de danza más antiguas, que se relaciona también con la sensualidad y la lujuria, aunque de una manera muy diferente a como estamos acostumbrados. En el pasado, las bailarinas crearon esta danza para demostrar su destreza con los movimientos fluidos de su cuerpo, especialmente en la pelvis. Esta parte del cuerpo, en la cintura y el vientre, es especialmente sensual puesto que nos habla de feminidad. Es algo que se ha mantenido también hasta nuestros días, aunque con una evolución más que evidente, dado el paso del tiempo. La danza del vientre sigue siendo sensual y exótica, pero las bailarinas defienden que no tienen nada que ver con algo más sexual. No opinan lo mismo en ciertos sectores islamistas, a pesar de que este tipo de baile es una tradición importante en países como Egipto. Allí, las bailarinas deben ocultarse para bailar, puesto que son “enemigas de la moral”.
Descubre más Historia y prostitución: la relación entre la danza oriental y el sexo